lunes, 21 de marzo de 2011

Estructura del Pasivo y Capital.


Los ratios de la estructura del pasivo ponen en evidencia la naturaleza de los recursos de que dispone la empresa. Expresan su endeudamiento.

La estructura del endeudamiento de una empresa obedece a ciertas reglas, de tal forma que: si los capitales propios representan mas de dos tercios del total de recursos, la empresa tiene una gran capacidad de endeudamiento; si representan mas de la mitad, todavía puede recurrir a la obtención de préstamos; en cambio, si este ratio es inferior, se encontrará en una situación tal que los eventuales prestamistas serán mas caros y mas exigentes. Estos ratios varían según los sectores y el tamaño de la empresa.

Cuando la empresa carece de recursos propios suficientes  para crear, desarrollar o simplemente mantener el negocio objeto de  su actividad, necesita recurrir al mercado de capitales al objeto de obtener los fondos de financiamiento necesarios.

La relación que debe existir entre fondos propios y ajenos es difícil de determinar. No existe, en realidad, ninguna obligatoria. Se podría  incluso admitir que trabaje solamente con financiación ajena. En realidad, la proporción que debe existir entre ambas clases de financiación vendrá determinada por su incidencia en la rentabilidad. Del estudio de este aspecto del análisis nos ocuparemos mas adelante al tratar el  efecto de apalancamiento financiero.

Los ratios más esenciales para analizar la estructura del pasivo son los siguientes:   


Los recursos propios se refieren al neto patrimonial. Cuanto mayor sea este ratio, mas estabilidad financiera presentará la empresa. Interesa mantener este ratio lo mas alto posible, puesto que ello indica una fuerte posición económica. Además, revela una garantía de seguridad frente a posibles depresiones económicas y una mayor capacidad de financiación ajena en caso de necesidad.


Este ratio, complementario del anterior,  mide la importancia de las deudas, las cuales no deben  sobrepasar el 50%  del capital propio. 

Se considera como la regla de oro de la financiación de la empresa, cuando la correlación entre inversiones y financiaciones, ordenadas según su grado decreciente de liquidez y exigibilidad, respectivamente, se ajusta al siguiente esquema:




Mide el grado de capitalización de la empresa. Un ratio elevado asegura a la empresa del riesgo de descapitalización. Su empleo es útil para el análisis del coste financiero de los capitales propios.  


Este ratio mide la intensidad de la deuda comparada con los fondos  de financiamiento propios, y de ella, deducir el grado de influencia de terceros en el funcionamiento de la empresa.

El resultado ideal se expresa como tendencia a la unidad.

Este mismo ratio, pero invirtiendo los términos, da el concepto de autonomía financiera.

Este aspecto del endeudamiento es básico, pues siempre hay que buscar un equilibrio entre los capitales propios y ajenos.

En efecto:

  Los capitales propios son los que representan un margen de seguridad para el conjunto de acreedores, dado su carácter permanente y al no tener una remuneración obligatoria. 

  Por otro lado, a los propietarios les interesa utilizar la financiación ajena siempre que la rentabilidad de los fondos invertidos sea superior al coste de los capitales ajenos utilizados. Desde el punto de vista  de la rentabilidad, el grado idóneo de utilización de capitales ajenos se determina  analizando el   efecto de apalancamiento financiero. 

  Pero esto no solo puede crear problemas de liquidez y rentabilidad, sino que también puede hacer peligrar el control de la empresa.

Por tanto,  el equilibrio entre los capitales propios y los ajenos resultará de un compromiso permanente de las exigencias de.

-  La solidez
-  La independencia financiera
-  La rentabilidad de los fondos propios
-  La rentabilidad de los fondos propios

El equilibrio entre los capitales propios y los ajenos varía esencialmente, según las empresas de:

a)  Factores subjetivos:  - Preferencia de los propietarios y directivos por la independencia y la seguridad.

b)  Factores objetivos:   - Importancia de los valores inmovilizados dentro del  activo.
                                     - La velocidad de rotación de los activos circulantes,  particularmente, los stocks.
                                     - El nivel y estabilidad de los beneficios.
                                     - El rendimiento de las inversiones.
                                     - El objetivo de rentabilidad de los capitales propios.
                                     - La naturaleza de la actividad de la empresa.
                                     -  Los riesgos propios de la explotación.
                                     -  La situación coyuntural. 

Todos estos factores influyen en la determinación de la estructura financiera. Pero a este primer nivel, y a través de los ratios, no parece adecuado determinar la estructura financiera óptima. Procede situar algunos conceptos básicos y, sobre todo, analizar la evolución histórica.

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